sábado, 29 de noviembre de 2014

Momentos

Con los pies helados, no es de sorprender, un cañón de madurez ha caído sobre mis ojos y mi mente, la piel ha comenzado a deteriorarse, ya no eres una joven, ya no más. Desactivada la actividad te ha dejado fuera del carril de lo dinámico, tus exigencias han sido bofetadas por el tiempo de la vida. La resequedad muestra los pasajes de tu pasado y tu presente, los parajes comienzan a tomar el mando de tu futuro destino. La lucha y aprehensión de obtener una cascada fina y luminosa que emane de la cumbre es solo el capricho inútil de niño mal criado por tratar de conseguir lo que por naturaleza quizá, no es permitido. ¿Dónde ha quedado mi alma? ¿Dónde ha quedad mi esencia? Ya no soy la que era antes. He intentado capturar a frascos un poco de mi pasado, la pureza de mi yo. Mas las etapas de mi vida ya no me permiten poseer la mayoría de ellos. Debo de abandonar partes de lo que fue mío. Debo reconstruir aquello que lo sustituirá.

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